PROCESO DE PAZ EN COLOMBIA ¿La queremos los colombianos?

PROCESO DE PAZ EN COLOMBIA ¿La queremos los colombianos?

El proceso de paz que se vive en Colombia esta oscurecido porque se desarrolla en medio del conflicto, porque sus diálogos se realizan fuera del país y en una Cuba que dice ser garante del mismo. Esta nublado en medio de atentados, intereses particulares, tintes políticos y presiones económicas.

Un gobierno débil ante una guerrilla frágil. Es el diálogo de aquellos que tratan de conseguir lo que todos nosotros soñamos...la paz anhelada. Sin embargo siguen en el tintero temas candentes como la participación política, la reparación, pero sobre todo la verdad. Una verdad que se bailotea en medio de mentiras y "grandes mentiras". El escenario del teatro que se tiene montado esta distante geográficamente de nuestro terruño, nosotros sus espectadores apenas alcanzamos a vislumbrar algo de todo aquello que se urde bajo las cobijas de la mentira. Allí no se discute la paz, allí se habla de quién puede llegar a ser más mentiroso que el otro, para de esta manera llegar a una mentira aún más grande, la de decirle al pueblo colombiano que la "paz ha llegado por fin a nuestro territorio".

Una paz promovida por un gobierno que vive arrodillado o parece estarlo para alcanzar tal vez su verdadero objetivo: hacer que la guerrilla se haga visible y salga de sus territorios conocidos y seguros. Aceptar una paz que podríamos llamar "tregua" para así como se ha hecho tantas veces, los guerrileros sean una vez más objeto de un proceso de aniquilamiento sistematizado. Oh si, la historia tiene visos de volver a repetirse es una de las maneras que utilizan los gobiernos para mitigar las guerras, en donde los que mueran sean "los que deberían morir".

Una paz que parece morir en el pensar del colombiano común y corriente que no acepta y asume con repulsión el hecho de llegar a verse gobernado por Timochenko o alguna de los herederos del gran negocio cocalero y de los crimenes de lesa de humanidad. Los campesinos exclaman sus ay silenciosos para no verse acallados bajo la metralla de turno. Los desplazados agobiados por la guerra que no quieren y por un estado que no los defiende se hacen parte de la violencia urbana para defender lo poco que les queda...la vida....ellos no entienden como las prebendas y las comodidades de hotel y los viajes turísticos para hablar "de paz" sean para aquellos que los expulsaron de sus territorios, de las tierras que ellos con sus manos trabajaron y de las que en su tiempo encontraban su sustento. Ellos no entienden la paz que se concerta en medio de su ausencia porque saben y la historia colombiana lo ha demostrado que el regresar a reclamar lo que les pertenece significa hacerse enemigo de todo el mundo violento, llamense paramilitares, guerrilleros,terratenientes, explotadores de riqueza, vendedores de patria, rastrojos o narcotraficantes. La paz que se firma en su ausencia es ausencia de paz para ellos. No es la paz que quieren pero que les toca aceptar, no es la paz que merecen pero es la paz que se les regala porque interesa el bien común; es decir, el bien de aquellos que no hemos sido perseguidos, humillados, desplazados, sedientos unos de venganza y otros tantos llenos del aire que respiran pero vacias las entrañas porque todo se lo ha devorado la injustica.

Sí. La paz que se firma no es la paz que quieren los que sufren, los desempleados, los desplazados, los violentados, los secuestrados, los campesinos explotados. Esa no es la paz que soñaron los hoy día asesinados. No es la paz que sueña la misma tierra que ve como el humano la extermina amparados bajo leyes  y armas de todo origen menos del suyo.

La paz que se dialoga es la malicia del botín que se reparte. La paz que se tramita es la del repartir y hacer parte de las utilidades de la guerra y el narcotráfico. Una paz que a futuro dará nuevas guerrillas, nuevos inconformes, seres deseosos de venganza y de hacer su ley ante la ausencia de justicia; que pensarán en los plantíos cocaleros como fuente de ingreso y de sustento y en las armas como aquellas garantes de otro falso estado de paz. 

La paz que se dialoga en el territorio dictador no se alcanza buscando la desmovilización guerrillera, no se logra con darle alcances y estrados políticos a los subversivos. Se alcanza con justicia, así esta implique cárcel de por vida a aquellos que tanto mal han causado sea cual sea el motivo que les hubiere llevado a ello. El mal esta hecho y se debe pagar, se debe reparar, se debe garantizar el resarcir aquello que se puede, porque los asesinados ya no reclaman su derecho, pero  sus familias sí. Y es aquí en donde se mide el verdadero interés de paz. Aquí es donde veremos a los "luchadores por las causas sociales, por los desprotegidos", darse como garantes así sea en prisión, de un tratado que "ellos quieren" y los otros mentirosos también.No existe la paz cuando no se quiere dar la vida misma para alcanzarla, así esta le corte el derecho a vivir en libertad, porque en su libertad el asesino no tuvo compasión con el campesino y puso sus intereses por encima de la vida humana segando vidas inocentes, manos trabajadoras. ¿Sería mucho pedir el que a los colombianos sufrientes se les de "la paz" de ver a sus torturadores bajo rejas o extraditados? es lo mínimo que puede dárseles cuando los seres que ellos amaban yacen bajo tierra, o tal vez rodando aún en alguno de los rios de nuestra hermosa Colombia.

Será mucho pedir para los colombianos de bien, que ningun miembro que hoy día haga parte de la guerrilla, llegue a legislar y/o a gobernar nuestros territorios y por ende nuestras vidas. 

No es correcto el planteamiento que hacen los sectores de izquierda: ¿Quién va a firmar la paz si no se le garantiza que no irá a la cárcel? ¿Quién se va a entregar teniendo 60 0 70 años para pasar los últimos días de su vida entre rejas?. Para ellos la paz no importa, importan sus vidas, no la vida de tantos. Un movimiento político surge con la entrega no con negarse al ejercicio de la justicia que de tan mala gana quiere ejecutar este gobierno, llegado a concertaciones mediocres desde las comodidades de sus lechos y recintos.