UNOS RECUERDITOS DE NUESTRO ODIADO TRANSPORTE URBANO EN COLOMBIA

UNOS RECUERDITOS DE NUESTRO ODIADO TRANSPORTE URBANO EN COLOMBIA

Pero sigamos hablando de nuestro amado-odiadotransporte masivo que efectivamente no es solo masivo sino abusivo y miremos esa otra cara que a veces tan oculta esta y que gracias a nuestra “presión” de la que somos objeto dentro de dichosarticulados muy pocas veces observamos. Me refiero al poder viajar en cierto modo de manera tranquila lo que digamos  es en ocasiones motivo de regocijo y tranquilidad cuando logramos coger uno de estos “rojos” desocupados. Nuestros sentidos constatan que efectivamente elviajar cómodo es uno de los placeres más nobles que puedan existir, y entonces por momentos se nos olvidan las caras curtidas por el sol de aquellos que buscando el pan diario frecuentaban nuestros ya casi olvidados buses antiguos, diciéndonos en sus intervenciones, “disculpen señoras y señores, si vengo a robarles un poquitico de su apreciado tiempo”, “la ayuda que pido no es para vicios ni nada por el estilo, es para ayudar a mi mamá que está sin trabajo”…” o el tan reconocido “compre uno y lleve dos”…y en fin el sin número de servicios extras que aparecían esporádicos y frecuentes dentro de nuestro sistema desordenado de transporte que efectivamente a veces era masivo, destartalado e irresponsable. En donde las peripecias no solamente para subirse a una de estas muertes andantes, eran dignas de verse por los “dobles o extras” de las más famosas películas para que comprendan que no solamente ellos tienen la capacidad de desafiar la muerte. Conocerían entonces que el menor problema era el subirse pues el mantenerse en pie era todo un desafío para nuestros brazos y pies, pues con cada frenadonón nuestros cuerpos luchaban para no salir expedidos cerca de la registradora o en el parabrisas. Comprenderían que nuestras manos limpias y aseadas al salir de casa terminaban ennegrecidas gracias al aluminio o tubo desgastado y mal cuidado de nuestros buses de turno. Comprobarían que nuestros olores no eran la versión de un nuevo perfume sino que eran la manifestación de aquel “roce social” que eliminaba el perfume utilizado en la mañana para ser suplantado por aquel elíxir de olores sudorosos de cuerpos mal bañados o pobremente aseados cual si fueran la consecuencia de un servicio de transporte desgastado y corroído por los años. A quién se le podrá olvidar los cojines perforados por navajazos que algunos irresponsables se encargaban de dañar, o los escritos en la pintura y la silletería que iban desde el hijueputazo más sonoro hasta el Yadira, Nidia, Toña, etc…te amo. O el tan consabido piropo de… La tales es una puta, perra y demás. Si, así como lo oyen y lo leen, nuestros buses antiguos eran eso, un muro en donde los desadaptados plasmaban sus elogiantes pensamientos como si con ello consiguieran que el servicio fuera más óptimo y eficiente.

A transportes aquellos en donde el roce social traspasaba las fronteras del respeto que eran aprovechados por los morbosos y morbosas que disimuladamente -y según ellos y ellas- nadie más se percataba, ni siquiera las víctimas de turno, dándole rienda suelta a la restregadita para alcanzar el clímax en medio del trancón monumental. Todo es to y mucho más sucedía en lapsos de iban desde media hasta una hora de viaje, un compendio de insultos y cuidado, permiso y deténgase o es que me va a llevar a la casa de su madre enfrentada con la consabida respuesta del educado chofer que respondía, a mi mamá no le gustan las putas… Si señores y señoras, la canción aquella que decía si quieres conocer al pueblo colombiano súbete en un bus del servicio urbano…y timbre una vez y otra vez, y nuestro chofer de turno raudo y veloz para alcanzar o pasar a su rival mientras que nosotros veíamos como nuestro sitio de destino iba quedando atrás lo  que motivaba en nuestro hablar el paré hijueputa arrullado con los consabidos palmazos en el techo o en la puerta del bus, a ver si es que el hijueputaconductor no escuchaba…