Cuando uno ve campañas electorales recuerda que somos importantes. No es porque en realidad lo seamos sino porque "somos importantes" para aquellos que nos utilizan y luego nos desechan. El ser humano se desenvuelve como el juego que llamamos "chance", pues en este, mientras más necesitados estamos, más jugamos. Pues bien, en la política es algo similar se vale de nuestra necesidad de empleo, de alimentación, educación y deseos de una vida digna para manipular a su antojo la "esperanza" por tantos a punto de perderse y por otros desgatada y estancada que se conforma con las migajas que tengan a bien darle aquellos que se dicen nuestros candidatos, nuestros salvadores.
La "guerra sucia" que parecía acabada hace tantos años y que al ser pronunciada por los labios pareciera que solo competía a las grandes potencias mundiales ha extendido sus tentáculos hasta alcanzarnos no ahora sino hace muchos pero muchos años. Las amenazas al elector disfrazadas de una promesa mejor y las amenazas latentes que atentan contra la vida física misma siguen y seguirán siendo el pan de cada 4 años en nuestra amada patria, aunque sabemos que este mal no es ajeno a los demás países que comparten con nosotros el planeta.
Muertes como crónicas anunciadas al estilo de Gabriel García Máquez, son las que se valen hoy día de los portales y páginas sociales, que parecen relegar en cierta medida al olvido a aquellos pasquines que circulaban en años anteriores y que transformaban aquellas letras escritas o pegadas a la hoja de papel en confirmaciones reales pues el muerto o los muertos así lo demostraban. La distancia que nos separa hoy de tales hechos irracionales no es distante más cuando vemos que el uso de la tecnología se emplea no solamente para colgarfotos e información interesante, sino también citas para confrontaciones estudiantiles y para amenazar desde el ciudadano común y corriente hasta aquel que tiene alguna representatividad dentro de la política o la economía nacional.
Esta guerra sucia que amenaza no solamente acabar con la vida humana sino con aquellos "placeres" temporales como lo son el derecho al trabajo o los derechos adquiridos por las madres solteras cabezas de hogar o los derechos adquiridos por los estudiantes que quieren gozar aún de una educación parcial o totalmente gratuita, sin importar si es técnica o profesional.