GRITO DE LIBERTAD

GRITO DE LIBERTAD

Las luces hoy se llaman libertad y justicia. Libertad para aquellos que desde hace 12 años padecían el lastimoso y degradante flagelo del secuestro. En medio de la selva enmarañada que se hace cautiva y capturadora a la vez, el ejercito nacional y después de más de 6 meses de investigaciones y planeación lograron concretar lo que para muchos ya no era posible; más, cuando se dieron a conocer de manera pública tantos detalles de la operación "jaque", lo que a mi modo de ver fué un gran error por parte de las autoridades nacionales. Más sin embargo las súplicas por tantos de nosotros elevadas al cielo más la acción contundente del ejercito consiguieron no solamente la libertad de aquellos secuestrados, sino también de sus familias, y por que no decirlo de los mismos secuestradores que de alguna manera "descansan" de esa maldición de la cual se habían hecho propietarios, aunque como es sabido, tal vez este sea para ellos su último secuestro o su última custodia, pues para los terroristas estas fallas muy poca opción de perdón tienen. La libertad también es para nosotros, que en cierta medida y ante las demostraciones de un gobierno que parece totalmente corrupto empañaba también a las fuerzas militares, pero no todo es malo, nacen esperanzas para poder seguir creyendo en las instituciones y en la democracia que a veces tan frágil parece.

Libertad para las fuerzas militares, que se habían hecho prisioneras de presiones por partes de los contradictores de la "seguridad democrática", que dictaban en sus sentencias que de nada valía la acción militar y que carecían de sentido las políticas del presiden Alvaro Uribe Veléz. Es también una libertad para aquellos que aún quedan secuestrados, pues, la libertad de ése otro que también ha compartido tal humillación es en cierto modo la libertad de cada uno de ellos, aunque tal vez y como ya es conocido por varios relatos de los diferentes liberados, ahora padecerán una represalia manifestada con la privación de derechos fundamentales como el alimento, manifestadas con represión violenta que se consumara atándolos una vez más a uno de los tantos árboles de aquel pulmón del mundo, tan degradado de su principal función, es decir, la de ser un pulmón para convertirse en un ser natural que en contra suya alberga a aquellos seres que indefensos y sometidos por la fuerza claman día y noche por ver a sus amados y reencontrarse con lo que están llamados a ser.

La selva también se ha hecho libre, pues el bien una vez más a triunfado sobre el mal y sus verdes follajes ya tan solo albergaran unas lagrimas menos, pues los afligidos poco a poco van saliendo de su tortuoso y obligado destierro. Hoy los colombianos podemos gritar ¡Bendito sea Dios!, ¡Que viva la democracia! aunque no sea la panacea esperada por tantos exigentes pero indolentes. ¡Que viva la esperanza! de aquellos que aún confían en Dios y en las instituciones, más allá de sus errores.