LA DESPEDIDA DE UN GRAN URIBE

LA DESPEDIDA DE UN GRAN URIBE

Próximo a cumplir los ocho años de gobierno el presidente Uribe dice un adiós que no parece definitivo más cuando se ha comenzado a expandir el rumor de una posible alcaldía en la ciudad de Bogotá. Y es que el presidente se ha caracterizado por ser un hombre de grandes retos, retos que ha sabido vencer hasta el punto de haber conseguido que todo un pueblo -y a pesar de la poca credulidad en los políticos de turno y a pesar de la desazón causada por tantos mediocres que han permanecido en el poder- como gesto de gratitud decida tributar una despedida al hombre que le dió un nuevo rumbo a la política colombiana, a  una acción, que tuvo como ejemplo la capacidad de trabajo de un colombiano de descendencia paisa, que se caracterizó por ser un frentero ante los desafíos que imponían los guerrilleros que parecían ya tener conquistado todo el territorio nacional.

Una lucha para un hombre luchador y que con una tranparencia un tanto empañada por las actitudes un tanto digamos "complacientes" con aquellos que han llenado tantas fosas de nuestra amada patria con la sangre de inocentes, con la sangre de tantos colombianos trabajadores y cuyo único error fué tal vez estar en tierras enriquecidas por el oro, o por la bondad de sus tierras y cuyo único objetivo no era otro que el de proveer su propio y ajeno alimento y el de gozar de ese derecho del que tanto se ve privado el ser humano de la era actual, es decir, la vida.

Y es que este hombre no pareciera un hombre cualquiera, pues su capacidad de trabajo no solamente desgastó la violencia impuesta por los mercenarios narcoterroristas de las FARC sino que además desgastó a todos aquellos miembros de su gabinete quienes se veían a "gatas" para poder seguirle el ritmo a tan ilustre trabajador. El dormir de  cuatro a cinco horas es un placer que tal vez grandes trabajadores y llenos de necesidades están acostumbrados a vivir, más no aquellos que de corbata y bajo el título "honroso-deshonroso" de doctor, omitían gracias a que estaban acostumbrados a dormir largas fiestas bien subsidiadas -por nosotros los contribuyentes- que hemos sido siempre los que les permitimos reposar cómodamente en sus lechos.

Largas jornadas de trabajo, en consejos comunales o haciendo presencia en las diferentes dificultades presentadas en el territorio nacional, más la atención internacional de los grandes conflictos generados a partir de la guerra frontal llevada a cabo en contra de aquella plaga -mal llamada guerrilla- hicieron de la política, o mejor, cambiaron el accionar de la política, haciendo que el pueblo colombiano delirara ante los golpes contundentes en contra de Chávez y su política arbitraria, de Reyes y su violencia manifiesta, de Correa y su complacencia con el mal, pero sobretodo en contra de los narco guerrillos que abusiva e inhumanamente mantenían secuestrados a esos otros que defendían unos derechos ciudadanos a veces tan inciertos y en favor de algunos que escondidos manipulan a su antojo las fuerzas militares de nuestro país.

Sin duda alguna que la versión y el objetivo de "mano firme y corazón grande" con el que inició su mandato presidencial se llevó a cabo, con muchas sombras pero indudablemente con una luz maravillosa, la del saber que Colombia puede seguir gozando de la mieles  de una democracia, oscura a veces, pero democracia. Los beneficiados fueron muchos y los perjudicados también, sobretodo aquellos que durante tanto tiempo y con la complacencia de los dirigentes de turno, como los expresidentes Pastrana, Samper, Turbay y Betancurth, reinaron y gozaron invadiendo el territorio nacional con su prepotencia, injusticia, violencia y droga.

Digan lo que digan los detractores del presidente Uribe, estamos en frente de un hombre que demostró que se puede hacer de un país y de sus gentes un algo mejor. Un hombre que demostró que en los momentos difíciles de la patria las armas no se pueden enfrentar con girasoles ni con ideas sino con armas, hasta acallar a aquellos violentos que no quieren cambiar ni someterse a un gobierno al que se le ha concedido poder y autoridad, no por la elección alocada de algún titiritero, sino por la decisión de un pueblo, y que gracias a Dios tiene la capacidad de elegir su futuro, así tenga que depender tantas veces de los hombres y sus "rabos" de paja.

Hemos sido gobernados por un gran Colombiano, un hombre inteligente que dejó plasmadas en sus palabras llenas del acento paisa un nuevo derrotero para una patría que parecía destinada a una "muerte", a la muerte en la indiferencia, a la muerte en los sobornos y vacunas, a la muerte de una economía montada sobre los dineros provenientes de los narcotraficantes y que tanto daño causaron a una nación que con aquellas sombra funébre creyó tener una economía sólida o por lo menos no agobiada por los problemas de otros países.

La elección amigos colombianos fué la acertada, no importa si los guerrilleros narcoterroristas dicen que no, no importa si los amigos del Polo Democrático dicen que no, lo único importante aquí es que durante ocho años fuimos ganadores todos, así nuestra economía no haya despegado totalmente como lo quisiéramos todos. Así tantos ilustres o no ilustres colombianos hubieran perecido por la  maldad de aquellos que desdibujan el verdadero llamado y valor del ser Colombiano.

"jaque" y "camaleón" junto con muchos otros golpes militares dentro del período de gobierno de este gran ilustre colombiano quedaran perdurando en nuestra historia con unas historia oculta que tendrá en su seno el sacrificio de muchos heroés que para siempre tal vez quedarán en el anonimato, para de esta forma salvaguardar al menos por un tiempo más sus vidas.

El colombiano de las "chuzadas", de los "falsos positivos",de los grandes golpes a los narcotraficantes y a los narcoguerrilleros, es el colombiano que nos dió y como su gobierno lo llamó "una seguridad democrática", que sin duda alguna fué reconocida no solamente por los que salimos a marchar en agradecimiento al presidente de presidentes, sino por todos aquellos que se vieron apoyados y ayudados en los consejos comunales o por las medidas o leyes surgidas durante su gobierno.

Somos unos colombianos distintos, porque a pesar de todo vimos la acción de la justicia y de la "injusticia", somos unos colombianos diferentes aún a pesar de la falta de una gran reforma agraria y de salud, somos diferentes porque se ha demostrado que los buenos somos más y que los malos si no en esta vida, en la próxima, verán su fin.

Fueron ocho años de gobierno en el que fueron más las alegrías que las tristezas, más los aciertos que los desaciertos y en donde el hombre colombiano encontró en Alvaro Uribe Veléz gran parte de lo que es un Colombiano, un colombiano del que no se nos debe olvidar que también es un hombre como cualquiera de nosotros, un colombiano que tuvo que luchar no solamente contra el guerrillero,paramilitar,narcotraficante, sino contra la corrupción misma reinante y campante durante tantos gobiernos.